Grooming

Acoso cometido por parte de un adulto sobre menores de edad, con el fin de obtener imágenes de contenido erótico y/o pornográfico. El acosador, se oculta bajo una falsa identidad con la finalidad de que el menor confíe en él, creando así un vínculo de dependencia y tracción del cual el niño/a no puede librarse y quedando su voluntad sometida a los deseos del acosador. A menudo se planifica, y puede tener lugar durante semanas, meses o incluso años. El daño psicológico que puede suponer estos hechos en los jóvenes puede ser muy grande.  La mayoría de ellos cuando se encuentran ante una situación como esta no saben que están sufriendo un caso de abuso.

Si un adolescente está sufriendo grooming puede detectarse por estos síntomas:

Comienzan a mencionar a gente desconocida e inexplicable.

Son muy reservados, incluso sobre lo que están haciendo cuando están en línea.

Pasan largos e inexplicables períodos fuera de casa.

Comportamiento delictivo, faltan a clase.

Tienen novios o novias mayores.

Van a lugares inusuales para encontrarse con amigos.

Pueden llegar a tener cosas nuevas, como ropa o teléfonos móviles.

Trastornos de la alimentación o del sueño.

Conductas autodirigidas

En la adolescencia, los signos de grooming se pueden confundir fácilmente con el comportamiento “normal “de un adolescente de su edad.

 

Es posible que note cambios inexplicables en el comportamiento o en la personalidad de su hijo, o un comportamiento sexual inapropiado para su edad.

Cómo ocurre el grooming:

El grooming puede ocurrir tanto en persona como en línea. Los acosadores pueden pasar mucho tiempo ganándose la confianza de los jóvenes y ocultar sus verdaderas intenciones.

Etapa 1: Dirigirse a la víctima

El agresor intenta dirigirse a una víctima que sea lo bastante vulnerable para poder aislarle de su entorno más cercano, crear un lazo emocional entre la víctima y el agresor. Los jóvenes con menos supervisión paternas son víctimas más deseables.

Etapa 2: Ganarse la confianza  de la víctima

El agresor sexual intenta ganarse la confianza observando y recopilando información sobre el adolescente, conociendo sus necesidades y cómo satisfacerlas. En ese sentido, los agresores intentan acercarse a los jóvenes generando una atención cálida. A medida que el agresor va intensificando la atención en él, provoca la sospecha de los padres.

Etapa 3: Satisfacer una necesidad

Una vez que el agresor sexual comienza a atender las necesidades del jóven, el agresor puede asumir más importancia en la vida del adolescente y puede llegar incluso a idealizarlo: regalos, atención extra…etc.

Etapa 4: Aislamiento del infante

El agresor sexual utiliza la relación especial que se desarrolla con el niño/a para crear situaciones en las que están solo juntos. Este aislamiento refuerza aún más la conexión especial.

Etapa 5: Sexualización de la relación

En una etapa de suficiente dependencia emocional y confianza, el agresor sexualiza progresivamente la relación.